“Nunca volverás a preocuparte por tu educación.”
Cumplió su palabra.
Una semana después anunció el Fondo de Becas Amara Johnson, comprometiendo un millón de dólares para ayudar a niñas negras que quisieran estudiar medicina o ciencias.
Internet explotó de emoción.
Los noticieros la llamaron “la niña de corazón dorado.”
Fue invitada a programas de televisión, entrevistada por Oprah, y honrada por la alcaldesa de su ciudad.
Pero en medio de la fama, Amara se mantuvo humilde.
“Solo hice lo que me enseñaron,” — decía a cada cámara — “si alguien necesita ayuda, lo ayudas.”
No todos fueron amables.
En redes sociales, algunos trolls acusaron a su madre de aprovechar la situación. Otros decían que Amara no había hecho realmente la RCP, que todo era “drama mediático.”
Los comentarios hirientes rompieron el corazón de Danielle, pero Amara los enfrentó con serenidad.
“La gente puede creer lo que quiera,” — dijo — “el señor Whitmore está vivo. Eso es lo único que importa.”
Semanas después, Whitmore invitó a Amara y a su madre a las oficinas centrales de su empresa en Nueva York.
Allí, frente a cientos de empleados, dijo: