2. Picazón en las piernas: pantorrillas y tobillos
Esto suele atribuirse al calor, la fricción de la ropa o la piel deshidratada. Sin embargo, en muchos casos, puede ser una señal de alerta de un problema cardiovascular o metabólico.
Causas más frecuentes
Insuficiencia venosa:
Cuando las venas pierden fuerza para bombear sangre de vuelta al corazón, la sangre se acumula en las piernas. Esto provoca hinchazón, fatiga, sensación de pesadez y picazón constante.
Diabetes mal controlada:
El exceso de glucosa altera la microcirculación, reseca la piel y la hace más vulnerable a irritaciones, erupciones e incluso heridas de cicatrización lenta.
Problemas renales:
Si los riñones no filtran adecuadamente, las toxinas se eliminan a través de la piel. Esto puede manifestarse como picazón intensa, granos o descamación.
Recomendaciones
Eleve las piernas durante unos minutos al día para mejorar el retorno venoso.
Moverse diariamente: caminar, hacer ejercicio suave o subir escaleras ayuda a activar la circulación.
Controle sus niveles de glucosa si está en riesgo de padecer diabetes o ya ha sido diagnosticado.
Busque atención médica si aparecen erupciones persistentes, heridas que no cicatrizan o piel muy seca.
3. Picazón en las palmas de las manos o plantas de los pies.
Aunque pueda parecer insignificante, es uno de los signos menos conocidos y más relacionados con problemas hepáticos.
¿Por qué sucede esto?
Cuando el hígado se sobrecarga o empieza a fallar, deja de filtrar las toxinas correctamente. Estas sustancias pasan al torrente sanguíneo y pueden manifestarse en zonas especialmente sensibles, como las manos y los pies.
La sensación suele describirse como hormigueo, ardor, pequeños pinchazos o cosquilleo nocturno.
Otros signos relacionados con el hígado que pueden acompañarlo:
Tinte amarillento en la piel y los ojos.
Fatiga inexplicable.
Pérdida de apetito o digestión lenta.
Qué hacer si experimenta este síntoma: Solicite un análisis de sangre para evaluar las enzimas hepáticas.
Presta atención a tu dieta: