- Problemas de salud recurrentes o síntomas inexplicables.
- Fatiga que no está totalmente ligada a causas externas.
- Reveses financieros, pérdidas repentinas o inestabilidad.
Desde un punto de vista espiritual, estas pruebas son vistas como intentos de la oscuridad por debilitarlas, porque una mujer cansada o preocupada tiene menos fuerzas para su misión.
Sin embargo, muchos dan testimonio de algo notable:
- Aun cuando sus cuerpos se debilitan, su fe se fortalece.
- Incluso en la escasez, todavía dan.
- Incluso en la enfermedad, todavía rezan.
- Y esta perseverancia es lo que los hace espiritualmente poderosos.
6. Un amor que calma y sana a los demás.

Algunas mujeres irradian comodidad por naturaleza. No son perfectas, pero poseen algo excepcional:
- Escuchan sin juzgar.
- Sus consejos son simples pero profundos.
- Su presencia hace que la gente se sienta segura.
- Sus casas, sus voces o sus abrazos traen paz.
Espiritualmente, estas mujeres son vistas como canales silenciosos de la misericordia de Dios, que ofrecen consuelo y sanación en formas que ni siquiera ellas perciben.
7. Un profundo anhelo por Dios y un sentimiento de no pertenecer a este mundo.
La marca más oculta, pero a la vez la más poderosa, es ésta: una sed interior que nada más puede satisfacer.
- El éxito, el dinero o el reconocimiento nunca parecen suficientes.
- Su corazón late por algo más elevado.
- Se sienten atraídos por lo sagrado, por la oración, por Dios.
- A menudo se sienten extraños en un mundo materialista.
Y cuando una mujer elegida despierta y abraza su misión, se convierte —espiritualmente hablando— en un terremoto contra la oscuridad. Donde va, intercede, ama, sana, fortalece.