“La sirvienta falsamente acusada de robar una joya de un millón de dólares… Entonces, un niño de 7 años entró corriendo al tribunal y lo cambió todo…”

Idan siguió siendo su compañero devoto, visitándola regularmente. Adam, humilde y agradecido, apoyó su nuevo emprendimiento, ayudando a asegurar que su arduo trabajo fuera reconocido y respetado.

Clara se paró en el balcón de su modesta oficina nueva una tarde, viendo la luz del sol brillar en las calles de la ciudad. Había enfrentado la humillación, la traición y el peso de las falsas acusaciones de una familia poderosa, y aun así, se había levantado. A través del coraje, la verdad y el amor de un niño pequeño que creyó en ella, había recuperado su vida.

Y había aprendido que, incluso en las pruebas más oscuras, la integridad y la compasión podían brillar más que cualquier joya.