“La sirvienta falsamente acusada de robar una joya de un millón de dólares… Entonces, un niño de 7 años entró corriendo al tribunal y lo cambió todo…”

Clara la miró fijamente, con las manos temblando. Se le cayó el alma a los pies. Tendría que enfrentarse a la familia Hamilton, a su poderoso abogado y a un tribunal entero… sola. ¿Cómo podría probar su inocencia cuando el mundo ya había decidido que era culpable? ¿Y qué revelación impactante entregaría Idan si iba con ella a testificar?

La sala del tribunal era más grande de lo que Clara había imaginado, y sus techos altos hacían eco de cada sonido. Entró lentamente; su vestido modesto contrastaba fuertemente con los trajes impecables de los Hamilton y la mirada gélida de Margaret. La galería estaba llena de vecinos curiosos, reporteros y amigos de la familia, todos ansiosos por ver a la “sirvienta acusada de robo” enfrentar la ira de los Hamilton.