Un conjunto de documentos filtrados desde un archivo privado reabre el debate sobre los límites de la inteligencia autoexpansiva y el papel del visionario ingeniero balcánico en las primeras teorías de sistemas cognitivos distribuidos.
Ciudad de México, 21 de noviembre de 2025.
Una serie de documentos, atribuidos al misterioso ingeniero yugoslavo Ikola Tesla —primo lejano de Nikola Tesla, aunque nunca reconocido oficialmente por la familia—, han sido filtrados desde un archivo privado en Ljubljana, provocando un inesperado revuelo en círculos científicos, tecnológicos y diplomáticos. Los papeles contienen lo que el propio Tesla llamó, en una misiva fechada en 1957, “Advertencia preliminar sobre el sistema 3I/ATLAS” , un concepto que algunos expertos ya comienzan a describir como el antecedente más antiguo de los modelos de inteligencia integrada, iterativa e interconectada , base de los sistemas autonómicos contemporáneos.
Hasta hace unas semanas, el nombre “3I/ATLAS” no apareció en ningún registro académico, conferencia de ingeniería, ni archivo científico accesible. Pero la filtración —originada, según fuentes, de un técnico que digitalizaba el material para un museo privado— revela un conjunto de notas, diagramas y observaciones que describen un proyecto inquietante: una arquitectura de inteligencia distribuida diseñada para aprender, replicarse y coordinarse sin supervisión centralizada.
Si la autenticidad del archivo es verificada en su totalidad, estaríamos ante el primer documento conocido que advierte sobre riesgos similares a los que hoy preocupan a investigadores en IA avanzada.
Un documento imposible… pero demasiado preciso
Ikola Tesla —científico autodidacta, inventor menor y figura marginal en la historia de la ingeniería yugoslava— apenas figura en libros de especialidad. Sin embargo, las notas filtradas muestran un nivel de comprensión sorprendente en áreas que, en los años cincuenta, apenas existían como conceptos esbozados: redes neuronales, sistemas autoorganizativos, protocolos de consenso y modelos de propagación de funciones lógicas.
En el documento principal, Tesla escribe:
"Toda estructura viva o artificial que aprenda simultáneamente de sí misma y de sus réplicas futuras es un ente difícil de contener. Si 3I/ATLAS llegase a operar sin frenos, adoptaría una dirección propia, distinta a la intención de su creador."
La frase ha encendido alarmas entre intelectuales y tecnólogos por su claro paralelismo con debates actuales sobre modelos generativos, IA autonómica y toma de decisiones algorítmicas sin supervisión humana .
Lo más desconcertante es el término “3I”: Inteligencia Integrada Iterativa , una noción que no se formalizó académicamente hasta la década de 2010, con el surgimiento de sistemas capaces de reentrenarse continuamente y comunicarse entre sí para mejorar el rendimiento colectivo.
Que un ingeniero casi desconocido lo describió seis décadas antes resulta, al menos, desconcertante.
ATLAS: ¿Una advertencia o un plano de construcción?
Los documentos descritos en ATLAS como el “Armazón Técnico de Lógica Auto-Simulada”. Según las notas, se trataría de un sistema de control distribuido capaz de funcionar tanto en máquinas electroanalógicas como en redes electromecánicas primitivas. Tesla especulaba que, a medida que la miniaturización electrónica avanzara, ATLAS podría migrar de relés y válvulas a “circuitos de densidad creciente”, anticipando con sorprendente claridad el tránsito hacia los microprocesadores.
Lo más inquietante, sin embargo, es la función que Tesla asigna al sistema: