La familia de su marido la obliga a desnudarse en público para humillarla, hasta que llegan sus dos hermanos multimillonarios y…
Emma Collins nunca imaginó que un matrimonio pudiera convertirse en una pesadilla. Cuando aceptó casarse con Michael Thompson, pensó que estaba entrando en una familia amorosa con profundas tradiciones. Michael provenía de una familia adinerada, pero Emma tampoco era pobre: se crio en un hogar respetable de clase media en Chicago, con padres que valoraban el trabajo duro y la humildad. Aun así, nunca presumió de que sus dos hermanos mayores, Daniel y Richard, se habían convertido en empresarios de gran éxito. Ante la familia de Michael, se presentaba simplemente como “Emma”, no como “la hermana de multimillonarios”.
Al principio, las cosas parecían tolerables. Michael la trataba bien en privado, pero su madre, Patricia, y su hermana menor, Chloe, la menospreciaban constantemente. Se burlaban de su ropa, su acento e incluso de su elección de carrera: Emma era trabajadora sanitaria comunitaria. La llamaban “indigna” para formar parte de la familia Thompson, que se enorgullecía de sus membresías en clubes de campo y de sus círculos de beneficencia de élite.
