El vino, el desprecio y el renacer de Isabella

En las cenas familiares, Isabella se sentaba en silencio mientras ambos se burlaban de ella.
“Es tan callada”, decía Margaret con desdén. “Seguramente porque no tiene nada inteligente que decir.”
David reía, sin notar que cada risa rompía un poco más el amor que Isabella sentía por él.