Apenas podía respirar.
El lugar era increíble. Los invitados susurraban emocionados, con los rostros radiantes de anticipación.
"Va a ser una novia preciosa".
"Son una pareja perfecta".
"¡Escuché que a Jack se le llenaron los ojos de lágrimas durante el ensayo!"
Me senté en mi silla, con los puños apretados sobre el regazo. El corazón me latía con fuerza. No lo sabían. Ninguno de ellos lo sabía.
Entonces la música cambió.
Jane entró en la sala, envuelta en negro.
"¿Qué...?"
"¿Es una broma?"
"¿Es este su vestido de verdad?"
No podía moverme. No podía respirar.
Entonces vi a Jack. Su sonrisa se desvaneció y su rostro palideció.
Se veía... triste. Y de repente, lo supe.
De repente, un recuerdo me vino a la mente: hacía muchos años, Jane y yo estábamos acurrucados en el sofá viendo una película vieja. Una mujer descubre que su prometido le es infiel. En lugar de cancelar la boda, camina hacia el altar con un vestido negro. No como una novia, sino como una mujer con el corazón roto.
Pensé que era solo una escena dramática. Jane lo había recordado. Y ahora lo estaba viviendo ella misma.
Me sentí mal. No era una broma, ni un error. Era mi plan.
(Imagen solo con fines ilustrativos).
Jack reprimió una risa nerviosa. "Cariño, ¿qué pasa?". Su voz temblaba. "¿Qué pasa con el vestido?".
Jane no respondió.
Jane asintió. "Sí. Continuemos".
La ceremonia continuó, pero nadie escuchaba.
Jack respiró hondo y tomó las manos de Jane.
Jane, desde el primer momento que te vi, supe que eras la indicada. Eres mi mejor amiga, mi alma gemela, mi todo. Prometo amarte, apreciarte y estar a tu lado en las buenas y en las malas. ¡Qué ganas tengo de estar contigo para siempre!
"Con este vestido", dijo con firmeza, "estoy enterrando todas mis esperanzas y expectativas para esta boda y para nosotros, porque el amor verdadero no te traiciona a pocos días de la boda".
"Dios mío, ¿Jack te engañó?"
El rostro de Jack se puso pálido. "Jane, espera..."
"Confié en ti. Te amaba. Estaba lista para pasar mi vida contigo". Respiró hondo, pero su voz no tembló. "Y entonces descubrí la verdad".
"Cariño, te lo juro, no es lo que piensas..."
"Por favor", suplicó con voz temblorosa. "Jane, por favor, te amo. ¡Lo juro, te amo!"
Jane lo miró. Impasible. Inquebrantable. Entonces, sin decir palabra, levantó el ramo y lo dejó resbalar entre sus dedos.
Exhaló lentamente, subiendo y bajando los hombros. "Me enteré hace tres días", dijo en voz baja pero firme. "Vi las noticias. Las llamadas nocturnas. Las mentiras".
Le apreté la mano. "¿Por qué no me lo dijiste?"
Imagen solo con fines ilustrativos.
"Porque sabía lo que dirían todos. 'Se acobardó. Te quiere. No lo eches todo por la borda por un solo error'". Tragó saliva. "Pero el amor no debería traicionarte. No así".
"No, no debería".
Jane miró al cielo y parpadeó rápidamente. "Me sentí como cuando perdimos a papá, ¿sabes? Pensé que tenía algo real. Algo seguro. Y luego simplemente... desapareció".
La abracé como cuando era pequeña. "Hiciste lo correcto", susurré. "Estoy muy orgullosa de ti".
Para ver todos los pasos de preparación, consulta la página siguiente o haz clic en el botón "Abrir" (>). No olvides compartir la receta con tus amigos de Facebook.