Perder a un ser querido destroza el corazón. Después, nos aferramos a lo que queda —un reloj de pulsera, una almohada, un frasco de perfume— desesperados por volver a sentirnos cerca. Sin embargo, algunos de estos recuerdos, en lugar de consolarnos, nos atrapan en la tristeza. Pueden drenarnos silenciosamente la energía y convertir nuestro hogar en un santuario del pasado. Si te sientes incapaz de seguir adelante, alguno de estos objetos podría ser el culpable...
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