Aquellos que no recibieron suficiente apoyo emocional cuando eran niños muestran estos 12 rasgos como adultos

1. Lucha contra la baja autoestima.

La autoestima comienza a formarse en las primeras etapas de la vida, mediante el apoyo y la aceptación de sus cuidadores. Cuando un niño recibe poco o ningún apoyo —o peor aún, sufre negligencia emocional o críticas—, nunca aprende a reconocer su propio valor. De adulto, puede sentirse inmerecedor de amor, felicidad o éxito.

2. Miedo al rechazo o al abandono

Quienes sufrieron decepciones emocionales en la infancia suelen albergar un profundo temor al rechazo. Anticipan la decepción porque es lo que conocieron durante su infancia. Para protegerse, pueden evitar la cercanía emocional o la vulnerabilidad, lo que dificulta la formación de relaciones sanas y de confianza.

3. Dificultad para expresar emociones

Desde la infancia, los niños aprenden a comprender y comunicar sus sentimientos observando a adultos emocionalmente equilibrados. Sin esa guía, pueden crecer confundidos sobre sus propias emociones, lo que les lleva a la represión, el entumecimiento emocional o arrebatos impredecibles.

 

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