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Una alergia poco conocida, pero muy real

Intrigada, Flávia investiga en internet. Entonces descubre una afección tan rara como sorprendente: la urticaria acuagénica . Una visita al dermatólogo confirma su intuición. Lo que su piel rechaza no es un ingrediente… sino el agua misma.
Incluso las propias lágrimas o el sudor son suficientes para desencadenar una reacción.
“Después de hacer ejercicio o si lloro, me arde la piel húmeda”, explica. Su piel se enrojece, se irrita y se cubre de pequeñas ampollas.
Vivir con urticaria acuagénica: un desafío diario

Esta forma de urticaria, aunque muy poco frecuente, es reconocida por los especialistas como una afección difícil de tratar. Los antihistamínicos convencionales, frecuentemente utilizados para las alergias, son ineficaces en este caso.
Así que Flávia ha tenido que adaptar su vida. Evita las playas, se ducha solo unos minutos y se seca bien en cuanto entra en contacto con el agua. Su ritual está bien establecido, casi militar.
Y a pesar de todo esto, ella sigue sonriendo.
“Tengo cuidado, pero vivo con normalidad “, dice simplemente.